Día Internacional Contra el Acoso Escolar

Hoy se celebra el Día Internacional Contra el Acoso Escolar o Bullying, el cual nos recuerda la importancia de sensibilizar a la sociedad sobre la problemática a la que se enfrentan millones de niñas, niños y jóvenes en sus diferentes entornos educativos.

Este fenómeno que se caracteriza por una serie de ataques continuos e intencionales hacia otra persona con el propósito de agredir o provocarle algún daño, sea a nivel físico, verbal o emocional. En la mayoría de las ocasiones, el abuso escolar se mantiene porque las personas alrededor no intervienen a tiempo, sea porque asumen una actitud pasiva frente a las agresiones de las cuales son testigos o porque desconocen la presencia de estos casos (principalmente los adultos).

Es importante detectar a tiempo estos casos, ya que un mal manejo de esta situación o su prolongación en el tiempo, pueden generar en la víctima aislamiento social, pérdida de interés por el estudio, abandono escolar, problemas de autoestima, problemas de ansiedad, depresión, u otros trastornos emocionales o psicosomáticos. Por esta razón, es decisivo identificar señales de alarma como lesiones físicas sin explicación, quejas frecuentes de malestar físico (dolor de cabeza, dolor de estómago, etc.), cambios repentinos en la conducta (aumento de la agresividad, autoaislamiento, bajo rendimiento académico, desmotivación o rechazo por las actividades escolares), incluso cambios en los hábitos alimentarios, dificultades para conciliar el sueño o pesadillas, pérdida del control de esfínteres, conductas autoagresivas, entre otras.

Nuestro compromiso debe ser buscar y emplear los mecanismos necesarios para evitar que se presenten estos casos de violencia, que no solo afecta la integridad física y emocional de quien lo padece, sino que perturba a todo su entorno cuando no se cuenta con un adecuado clima escolar. Pero no sólo debemos apoyar y animar a quien hoy es víctima de acoso escolar, sino que también debemos corregir y orientar al agresor que necesita aprender a respetar y convivir con los demás, ya que como sociedad somos responsables de la formación humana de nuestros menores y los valores que promovemos en las generaciones futuras.