Día Internacional Contra la Violencia de Género

En 1999, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó al 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer a la que define como "todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada" (ONU, 1993, Resolución 48/104).

Pese a los esfuerzos realizados en los últimos años, continúan existiendo alarmantes niveles de violencia con base de género en sus distintas formas: física, psicológica, sexual, simbólica y obstétrica. Se trata de un fenómeno complejo y multicausal, pero tiene la particularidad de ser acciones u omisiones perpetradas como resultado de normas y estereotipos de género, así como reforzadas por dinámicas de desigualdad. La igualdad de género es para la UNESCO una prioridad mundial estrechamente ligada a los esfuerzos de la Organización para promocionar el derecho a la educación y lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

En este tema en particular, el sistema educativo, como institución social, juega un doble papel. En primer lugar, los centros educativos son ámbitos en los que pueden generarse situaciones de violencia de género, lo que constituye un gran obstáculo para la consecución de la igualdad y tiene consecuencias en el bienestar, en el desempeño académico y en la permanencia en el centro escolar de muchas niñas y adolescentes en todo el mundo. Resulta fundamental, en esta línea, aunar esfuerzos para garantizar que los centros educativos sean entornos seguros y de calidad, libres de violencia, donde puedan desarrollarse la enseñanza y el aprendizaje, el trabajo y el estudio.

En segundo lugar, los centros educativos ocupan un lugar privilegiado como ámbito de socialización y transmisión de saberes para luchar contra las causas de fondo que propician la violencia y, especialmente, la violencia por razón de género. Poder brindar a niñas, niños y jóvenes una educación con perspectiva de género, que cuestione los estereotipos imperantes y con un fuerte enfoque hacia la igualdad, resultará clave para desarrollar sociedades más justas y equitativas. Para ello, será necesario un esfuerzo conjunto y activo por parte de los poderes públicos, pero también de cada comunidad educativa en particular.